No quisimos quedarnos en la palabras y en las hipótesis de lo que es un CHOLOSAPIENS, así que decidimos experimentarlo. Fuimos al taco. Lo que al principio parecía una experiencia aterradora, se convirtió en un juego muy divertido. Sí, éramos las únicas mujeres ahí aparte de la señora que alquilaba mesas y sí, fue medio rochoso al principio, pero al final del día, no solo salimos con conocimientos del taco, sino que también nos fuimos con el triunfo de habernos logrado introducir por un par de horas en su mundo. Claro que no pasamos desapercibidas. Al comienzo, intentaron hacerse los hostiles, los muy machitos, pero no pudieron resistirse a nuestro encanto y terminaron enseñándonos a jugar (los que se apiadaron de nosotras). Los demás simplemente nos ignoraron. Fácil pasamos por ahí otro día, a ver si nos dan bola. ¿Vienes?
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